MI PRIMERA AL NARANJO




En el mes de Julio del año 1997 subo al Naranjo por primera vez; la historia surgió así: Estaba en Quirós pasando el verano, andando en bici y escalando. También bajaba a pescar alguna tarde tórrida, siempre a la mosca. 

Una tarde de escaladas coincido con un señor y su hijo que pasaban también allí las vacaciones. Valentín y su hijo Dani. Valentín era asturiano, casado en Quirós, y como otros muchos obligado a vivir en Madrid por trabajo. Me engancho a su ritmo de escalada y durante una semana hacemos vías bonitas como la Salus, Escalón, Placa Torres… 
VERANO 1997 EN QUIROS


También practicamos un poco la escalada de autoprotección. Una de aquellas tardes surge la idea del Naranjo. Valentín quiere ir con Dani, pero solo no se atreve porque el chaval solo tiene 13 años (hay que decir que yo tenía 15) Lo vamos hablando y a los pocos días estamos camino de Urriello, con un tiempo excelente. Al llegar allí descubro el Naranjo, tantas veces oído y soñado. Veo por fin la lastra soldada, los tiros de la torca, la cicatriz, el rapel de la guitarra, la gran travesía… ¡Que cumulo de emociones, que ganas!

Me sorprende conocer a todo el mundo, allí están todos los habituales de Quirós y otros muchos, que de vacaciones, pasaron por la escuela antes de venir al naranjo.

El ambiente del refugio me fascina, gente de todas partes y condiciones que han venido a escalar o a caminar. Las conversaciones fluyen entre risas, los intercambios de información del estado de las vías y sus trucos, de los horarios de realización. Aquello me atrapa para siempre.




CON 15 AÑOS

Como todas las tardes, la cena se sirvió pronto y a las 23:00 horas se apagaron las luces. Recuerdo una habitación abarrotada y haber pasado calor, mucho calor.

Al día siguiente por fin la escalada. El amanecer frio, la subida por la celada, la luz en la cara este, momentos inolvidables. A pie de vía alguien hablaba en inglés y en español, la gente murmulla sobre él, era un guía. Recuerdo que se movía allí con autoridad, como quien está en su casa. Aquel guía era Erik Pérez Lorente.

Valentín hablo sobre mí a aquel hombre que yo solo conocía de oídas, y sin saber por qué, durante toda la escalada me dispenso un trato muy agradable, se puede decir que familiar (años después aquel guía será quien más me anime a serlo yo).

MI PRIMER NARANJO 1997



Valentín hace los dos primeros largos en uno, y los dos siguientes le pido que me deje a mí, no quiero que me suba nadie. Recuerdo disfrutar mucho en los canalizos finales, perfectos y adherentes como son. En la última reunión veo salir de la Cepeda a su aperturista, Pedro Udaondo. 

La cumbre maravillosa, emociones encontradas, reconocimiento de cumbres de alrededor, charla, fotos. Una primera, que sin saberlo, seria clave en mi vida.

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