EN BUSCA DE UNO MISMO: ENTREGA FINAL.

La tarde pasa tranquila.

Paseo despacio y distraído disfrutando de las callejuelas empedradas del casco antiguo de Jaca. Me gusta mucho esta pequeña ciudad del pirineo y me trae recuerdos simpáticos. Mi primo Rubén se casó aquí con una mujer de aquí, Marta una muy hermosa mujer pirenaica. Me invitaron a la boda en calidad de gaitero y como tal acudí. Salimos del ayuntamiento las dos familias en procesión precedidos por mi gaitera persona dando espectáculo por estas callejas, que gran día. En fin…

EL INICIO DE LA PISTA

Sin esperármelo me encuentro con la sede de la asociación española de guías de montaña AEGM, casualidad. Hago algunas compras para la cena, unas zancas de pollo, puerros, zanahorias, tengo antojo de sopa. Paso por al lado de una farmacia y el termómetro marca -6º. Esta todo congelado y las calles llenas de sal pero no hay humedad ni  viento con lo cual tampoco sensación de frio, llevo apenas una camiseta térmica y un forro.Disfrutamos de la cena caliente y de un poco de buen vino tinto mientras comentamos a posteriori las sensaciones de la jornada de hoy.

VA DESPEJANDO Y APARECE LA ALTA MONTAÑA

Durante la conversación no puedo evitar comparar el Pirineo con los Picos de Europa pero rápidamente Cintia me hace ver que caigo en un error. No hay nada que comparar,- a cada lugar hay que verle el jugo y sacarseló- me dice en su acento patrio. Y me lo dice una persona que conoce bien distintos lugares de la cordillera de los Andes, los Pirineos y los Picos de Europa, a la experiencia hay que hacerle caso.

Tiempo ahora de infusión y mapas.

FOQUEANDO POR EL BOSQUE

En la cima del peyreget uno de los chicos del valle de tena nos comentó que en la zona de Lescun había buena y abundante nieve. La idea nos gustó y durante la vuelta a Jaca desde el Portalet la valoramos. A mí me hace especial ilusión ir a Lescun y ver las agujas de Ansabere al ser estas torres un clásico de la escalada pirenaica. Pues así será, mañana a Lescun. Parece que la cumbre más esquiable de la zona es Petrechema, pues a Petrechema.
Son las 6:30 AM cuando suena el despertador y empieza el ritual del desayuno, aun es noche cerrada.  Devoramos tostadas y galletas amen de un espirituoso y caliente café.

EN UN CLARO APARECEN LAS AGUJAS

Definitivamente vamos a Lescun y para ello hay que cambiar de nuevo de país. Lescun es un pequeño pueblo de montaña del pirineo francés perteneciente a la región de Aquitania. En la obra universal la Guerra de las Galias, Cayo Julio Cesar nos habla de la batalla contra los Aquitanos, no pude sino sorprenderme al leer del puño de Julio Cesar que entre los aliados de los aquitanos  se encontraban los cántabros.Para pasar del español valle del Aragón al francés del Aspe hay que atravesar el túnel del Sompor de casi nueve kilómetros de largo. Al salir del túnel ya en Francia tengo la sensación de haber vuelto a Asturias.

SUBIENDO AL COL DU PETRECHEMA CON LA AGUJA DE ANSABERE DE FONDO

 Esta nublado y hay humedad, además a medida que perdemos altura por el valle el bosque atlántico se hace más frondoso y las peñas de los desfiladeros son de gris caliza, como las de mi casa. Está muy nublado y no sabemos qué va a pasar pero mi instinto de piquista me dice que en alta montaña estará despejado, seguro. Para coger el camino que va a nuestra cumbre hay que ir más allá de Lescun unos tres kilómetros. Dejamos el coche en un apartadero de una pista helada y seguimos el cartel que pone Ansabere. Salimos del coche con los esquíes puestos foqueando por una pista forestal entre un bosque de hayas, me siento como en casa. Hay una nevada tremenda y de muy buena calidad, acertamos sin duda viniendo. Vamos ensimismados, sin hablar, cada uno concentrado en el deslizamiento de sus esquíes y no nos damos cuenta que a medida que nos acercamos a las altas montañas el cielo mejora. 

PETRECHEMA MUY ESCASO DE NIEVE POR LA ACCIÓN DEL VIENTO

Llegamos a una zona donde el valle no es tan angosto y el bosque se despeja un poco, entonces levantamos la cabeza y vemos el espectáculo que nos rodea. Al fondo del valle las agujas de Ansabere emergen del bosque como puntas de flecha, desde aquí abajo parecen enormes, también parecen verticalisimas, pero no solo lo parecen, lo son. Seguimos caminando largo rato entre un bosque de leyenda completamente solos e inmersos ya en un día radiante. Llegamos a una zona de cabañas debajo de las agujas, es un lugar de pastoreo para el verano. La traza de ascenso continúa y la seguimos encantados.

DESCENSO DESDE EL COLLADO

 Nos dirigimos al col du Petrechema, desde el pasaremos a la cara sur para acceder a la cumbre y bajar esquiando. La ascensión al collado se nos hace dura, da el sol y sube la temperatura, yo personalmente voy asado aunque disfrutando mucho por la belleza paisajística que me rodea. Justo debajo del col du Petrechema nos quitamos los esquíes, el collado está muy venteado y algo nos dice que la cara sur va a estar pelada. Hacemos caso al instinto y dejamos los esquíes clavados en la nieve para echar un vistazo al otro lado. Efectivamente está lleno de calveras, hemos hecho bien, toda la nieve está en la cara norte. A pesar de que nos quedan apenas 150 metros no subimos a la cumbre, hemos venido para esquiar y cuanto antes bajemos menos se transformara la nieve.


EMOCIONES ASEGURADAS


Ante nosotros se extiende un panorama extraordinario, 1.200 metros de descenso continuo hasta el coche mayoritariamente entre bosque y sobre una nieve polvo de ensueño. Esto es para lo que vivimos y lo que justifica todos los lujos a los que renunciamos para poder llevar esta vida ¿Que lujo más grande hay que este? La bajada se convierte en un conflicto de emociones, al mismo tiempo me siento armonioso y violento, antes de entrar en el bosque hay unas palas muy lineales y es tal la calidad de la nieve que bajo a tumba abierta haciendo virajes conducidos como si estuviese en una estación. Es un momento fugaz pero eterno, que vivirá siempre en mí y que buscare repetir durante toda mi vida, es el éxtasis de la realización personal.En el bosque hacemos un esquí más prudente  y menos adrenalinico pero no menos divertido. Esquiamos una magnifica nieve polvo sorteando hayas y avellanos mientras poco a poco vamos dejando atrás el col du Petrechema y las agujas de Ansabere. 

ESQUIANDO EN LA PARTE BAJA DEL BOSQUE

Llegamos al coche contentísimos y saciados de esquiar, ha sido un gran acierto venir a conocer esta zona del pirineo que seguro volveré a visitar en el futuro. En el viaje de vuelta me siento tremendamente realizado, esto es mi vida. No hay ni rastro de la depre que me hizo venir aquí. A veces la vida cotidiana nos hace perder el norte y dejarnos influir por situaciones absurdas que creamos nosotros mismos. Si algo así me vuelve a suceder, en la montaña sé que encontrare el antídoto para todos los padecimientos de mi alma. Porque para esto he nacido y a esto me dedico.

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