EN BUSCA DE UNO MISMO 2ª PARTE
El olor a café recién
hecho me saca del ensimismamiento, es hora de desayunar. Hablamos de las
posibilidades que tenemos cerca de casa. A mí no
me apetece mucho quedarme por el entorno de las estaciones, prefiero perderme
un poco y conocer algún sitio nuevo. La conversación
se anima a medida que el café hace efecto. Abro un mapa del Pirineo central,
busco Jaca y me voy haciendo una composición de lugar para buscar posibles
objetivos con un mínimo de realismo en cuanto a horario, pues esto es enorme.
Leo nombres de picos muy conocidos; Pala de Ip, Aspe, Midi d’ossau…
De repente Cintia me pregunta ¿Che yyy, conocés el Midi? Hay que decir que es Argentina. Pues no, nunca he estado en el Midi d, ossau, ni cerca y me gustaría mucho conocer el entorno del portalet.
De repente Cintia me pregunta ¿Che yyy, conocés el Midi? Hay que decir que es Argentina. Pues no, nunca he estado en el Midi d, ossau, ni cerca y me gustaría mucho conocer el entorno del portalet.
Foqueando por el valle
d'ossau
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El Portalet es un puerto fronterizo entre
España y Francia famoso por subir a él El Tour de Francia, aunque por la
vertiente Española más que un puerto es un collado. Divide el Español valle de
Tena del Francés D’ossau. A medida que recorremos en dirección
Francia la cuenca del río Gállego vamos pasando por
sitios míticos como el balneario de Panticosa o el
pueblo de Sallent de Gállego. A nuestra izquierda subiendo hacia Portalet va
quedando la estación de esquí de Formigal y sus muchos remontes, es ciertamente
grande. Pasamos el punto fronterizo
y ya estamos en Francia, hace frio -4º y el Val d, ossau está realmente bonito,
como casi siempre la vertiente norte del Pirineo tiene
más nieve. En una curva de la carretera a modo de aparcamiento
la quitanieves ha hecho un hueco amplio donde dejamos el coche junto a varios
vehículos.
Algunas personas, unos franceses y otros
españoles se preparan para salir con los esquíes. Los franceses van a hacer un
largo recorrido de esquí de montaña dándole la vuelta al Midi d’ossau,
preguntamos a unos chicos que ya salían, hablan español, son del valle de Tena,
locales,
nos dicen que van al Peyreget, que han estado días antes y la nieve esta
excelente, además hay una bonita vista sobre el Midi. Pues no se hable más, les
seguiremos.
Salimos deslizando nuestros esquíes por
una perfecta huella que los anteriores esquiadores nos han dejado amablemente
echa. La nieve fuera de la trazada esta increíblemente seca, polvo de verdad,
voy poniéndome de los nervios pensando en la bajada. No decimos nada, tenemos
el mentón congelado, hace frio y vamos muy abrigados a esta hora de la mañana.
Somos unos cuantos los que vamos al mismo sitio, será una cumbre concurrida.
La ascensión transcurre tranquila, con las
paradas obligatorias para beber, quitar algo de ropa y sacar fotografías. Se
me hace largo, las dimensiones engañan mucho el en Pirineo, hay que ser prudente y dosificar los esfuerzos. La cumbre es esplendida
en cuanto a vistas. Al alcance de la mano el gran Midi d’ossau, al oeste y
suroeste se ven las agujas de Ansabere, el Aspe, los picos del Monje… al este y
sureste la Pala de Ip, Anayet, Peña Telera y, más lejos Vignemale, Balaitus,
Garmo Negro… Gigantes pirenaicos.
En la cumbre pasamos un momento divertido cuando un
chico que estaba solo nos pregunta si somos asturianos. Pues sí, yo soy
asturiano. ¿Y tú? También, de Pola de Lena. Conversamos un rato largo, vivía y
trabajaba en Navarra muy cerca de la frontera con Aragón y cada vez
que podía se escapaba a la montaña.
Al rato iniciamos el descenso. Peyreget
es una montaña que teniendo buen nivel se esquía casi desde la misma cumbre.
La primera pala está totalmente orientada al sur y la nieve un poco
transformada, hacemos virajes controlados, de radio medio, sin coger mucha velocidad ya
que el estado de la nieve no es óptimo.
Un poco más abajo ya en el valle
disfrutamos de una nieve de gran calidad que nos permite correr y
hacer un esquí más agresivo. Me concentro a tope y emprendo un descenso
vertiginoso, sin paradas, en el que los sentidos se alían con la técnica y el
cuerpo para dar lo mejor de uno mismo y saborear al máximo estas condiciones
tan buenas que nos ofrece la vertiente francesa del pirineo.
Celebramos el descenso con un abrazo, ha
sido sensacional, que suerte. De vuelta a Jaca no se nos borra la sonrisa de la
cara y vamos haciendo planes para el día siguiente que visto lo visto volverá a
ser por la vertiente norte. . . Continuara.
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