LAGO DE LUNA Y LA FERIONA DEL PILAR
Una vez más, la primavera inestable y las nieblas de
Junio en Asturias se alían contra el guía de escalada poniéndole difícil ejercer su oficio. Por suerte, en la cordillera cantábrica gozamos de dos
vertientes bien diferenciadas. La vertiente Asturiana: verde y húmeda. Y la
vertiente Leonesa: amarilla y seca. Lo cual es una suerte,porque de esta
manera, salvo en contadas ocasiones, en alguna de las dos vertientes se puede
escalar sin mojarnos. Si las nubes entran de norte escalamos en León y si entra
de sur pues en Asturias.
Como es típico en la primavera asturiana, las nubes medias y bajas procedentes del mar cantábrico humedecen valles y paredes haciendo el trabajo del guía una actividad penosa. Por ello, decido hacer un traslado de oficina hacia ambientes más propicios al desarrollo de la escalada.
En un primer lugar, junto con Tom, que se está
convirtiendo en un buen escalador (dentro de poco me guiara el a mi) hacemos
una incursión a las Peñas del Prado. Salimos de Oviedo dejando atrás un día
feo, de nieblas y humedades. A medida que nos adentramos en la cordillera el clima seco de montaña se impone, la humedad de los valles astures desaparece, y en su lugar, encontramos una brisa fresca y seca que nos cura nuestros cantábricos y húmedos huesos, al igual que cura las chacinas leonesas.
Vamos camino de la vía Lago de Luna, caminando por agradables prados. La verdad que hasta pie de pared es un paseo. Al llegar al pie de vía tenemos una cordada por delante, charlamos un rato con ellos, son gente local, de León. Respetando el orden de llegada, salgo escalando
El segundo largo es especialmente bonito,
una pequeña entrada en placa a la que sigue un diedro largo protegido con clavos,
me molesta un poco la mochila al tropezar en las formas del diedro,
aunque hay que decir que este no pasa del quinto grado. El tercer largo es una pequeña travesía, pero el cuarto es otra bonita tirada larga que empieza por una placa fácil y acaba por otro diedro-fisura muy bonito.
De aquí a la cumbre se van sucediendo resaltes unos más guapos que otros pero que hacen entretenida la escalada.
aunque hay que decir que este no pasa del quinto grado. El tercer largo es una pequeña travesía, pero el cuarto es otra bonita tirada larga que empieza por una placa fácil y acaba por otro diedro-fisura muy bonito.
De aquí a la cumbre se van sucediendo resaltes unos más guapos que otros pero que hacen entretenida la escalada.
Aunque aún aguarda una sorpresa para la bajada,
sesenta metros de rapel, de los cuales los quince primeros son por un desplome
y no se toca pared, se queda al aire, hay que bajar con celeridad para evitar
quedarse dando vueltas en el aire. Es un final
divertido que le da emoción a la actividad.
divertido que le da emoción a la actividad.
Estoy seguro de que a Tom, que ya ha escalado en Fresnidiello,
esta escalada se le ha quedado un poco descafeinada así que la siguiente salida
deberá ser un poco más intensa.
Junio sigue haciendo de las suyas. Nieblas de valle que todo lo mojan, barro, y el gris por tono dominante. No queda otra, hay que salir a León.
No hace mucho, en Cabana (Oviedo) coincido con
Fernando, escalador de Ponferrada, el mítico sestoC, y me pregunta si ya he escalado su
nueva vía La feriona del Pilar. Pues la verdad es que no. A posteriori, otra
gente que si la ha hecho me han hablado bien de ella, que es muy buena, que las
adherencias exigen. Pues ya está decidido, haremos la Feriona.
Busco un poco de
información por internet sobre todo de la bajada y me hago con un croquis. La
verdad que por las fotos que veo tiene realmente buena pinta y el acercamiento
es corto, perfecto
para trabajar.
para trabajar.
En un apartadero de la carretera justo al lado del
embalse de Luna dejamos el coche. Desde ahí se ve la vía entera. Un entramado
de placas y espolones que llevan a la cresta cimera de la peña de Los Llanos.
Imagino que la vía ira cogiendo los más compacto del muro, y no me equivoco.
Ya en el primer largo me doy cuenta de que va esto.
Adherencia y más adherencia jajaja. Placas tumbadas, rugosidades y fé,
muuucha fé. Los largos van prácticamente a tope de cuerda, 60 metros, a excepción de alguno de 45 o 50. Lo más destacable, son las placas del 3º y 4º largo, realmente buenas. No sobrepasan el V+ pero si no se está mucho de la adherencia conviene escalar concentrado y leer bien la línea, para evitar complicaciones, pues de chapa a chapa a veces hay un poco de distancia.
muuucha fé. Los largos van prácticamente a tope de cuerda, 60 metros, a excepción de alguno de 45 o 50. Lo más destacable, son las placas del 3º y 4º largo, realmente buenas. No sobrepasan el V+ pero si no se está mucho de la adherencia conviene escalar concentrado y leer bien la línea, para evitar complicaciones, pues de chapa a chapa a veces hay un poco de distancia.
Aquí sí
que veo a Tom pasárselo bien de verdad. Escala muy cómodo en este tipo de
terrenos, es un gallu. La salida del 4º largo tiene un paso muy bonito que se
pone vertical y está protegido por un bolt. A partir de aquí, la escalada
pierde verticalidad y se entra en un terreno de cresta con algún resalte. El último
largo, si se hace por dónde van los bolt aún tiene unos pasos de adherencia simpáticos,
un poco expo. Si por el contrario salimos de frente por una fisura, se sale muy
bien y no pasa de Vº, a gusto del consumidor. Recomendable llevar un semáforo de
aliens y algunos empotradores.
Una vez arriba, necesariamente hay que descender,
nosotros lo hacemos por la primera canal que vemos a mano derecha del espolón que
escalamos. Una sucesión de viras herbosas y llambrias (algunas muy resbaladizas)
nos depositan primero en un pedrero y después
en el camino de vuelta al coche.
A mitad de canal de descenso nos huele a
muerto, literal. Bajamos
mosqueados con el olor. Vemos una covacha y pensamos que el olor pueda venir de ahí, que pueda vivir en ella algún animal, pero la verdad que no se ven muchos indicios.
Seguimos bajando y pronto resolvemos el misterio. Descubrimos un corzo muerto, con la cabeza reventada y el cuello partido. No hay duda, se ha despeñado. Ha resbalado en las traicioneras llambrias cubiertas de polvo y liquen. Es una visión funesta, la
visión
de la muerte y la comprensión del accidente. Una cosa en claro sacamos de este
desagradable encuentro, que hay que andar con cuidado por este terreno.
mosqueados con el olor. Vemos una covacha y pensamos que el olor pueda venir de ahí, que pueda vivir en ella algún animal, pero la verdad que no se ven muchos indicios.
Seguimos bajando y pronto resolvemos el misterio. Descubrimos un corzo muerto, con la cabeza reventada y el cuello partido. No hay duda, se ha despeñado. Ha resbalado en las traicioneras llambrias cubiertas de polvo y liquen. Es una visión funesta, la
De pronto un sonido agudo nos llama la atención, unos chillidos provenientes de distintos sitios por encima de nuestras
cabezas. En esta ocasión lo que vemos es maravilloso. Son águilas, una familia
de águilas reales que han localizado el corzo a la vez que nosotros. Su vuelo
es elegante y sereno, sus formas armónicas y redondeadas, son unos animales
verdaderamente hermosos.
Al poco nosotros estamos ya en el camino de vuelta
al coche celebrando la actividad con un apretón de manos, amen de un bocata de cecina.
Hoy Tom si ha
disfrutado de verdad, y yo también.
Genial crónica.
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